[Votantes en el gimnasio de Green Run High Scholl in Virginia Beach, Va.
Fuente: nytimes.com]
23.55 h. Colas nunca vistas por todo el país auguran un récord de participación en unas elecciones presidenciales.
Desde las primeras horas del día, los estadounidenses se apelotonan a las puertas de sus colegios electorales. El lema del “cambio” que tanto Obama –de manera más explícita- como el propio McCain enarbolan ha llevado al electorado –continuando, no hay que olvidarlo, el fenómeno de las primarias demócratas de hace algunos meses- a participar masivamente del proceso democrático.
El censo electoral se calcula en unos 153 millones de votantes casi el 75% de las aproximadamente 200 millones con derecho al voto –recordemos que existen ciertas restricciones al derecho al voto y que en cualquier caso hay que registrarse previamente, lo que siempre supone un freno a la participación- , y se espera que el nivel de participación alcance los dos tercios, una cifra récord para un país con un alto nivel de abstencionismo.
Además, aunque el principal aliciente es la designación del sucesor de George W. Bush, los votantes elegirán también en esta jornada histórica no sólo al presidente, sino también a un tercio de los 100 miembros del Senado y los 435 representantes de la Cámara Baja, por no mencionar las asambleas de muchos Estados, ediles, jueces, jefes de policía, etc., además de en muchos casos una serie de propuestas, según cada Estado de diversa índole
Precisamente, la complejidad de las papeletas (el mismo Obama ha tardado 20 minutos en rellenar su boleta) está motivando algunos problemas con el voto electrónico en algunos Estados clave, caso del de Florida, donde las colas son aún más largas. De hechom en este Estado se han registrado a esta hora más de 1.400 quejas de los electores quienes, en muchos casos, están tardando más de una hora en ejercer su derecho al voto.
Aunque Obama parte como favorito en todos los sondeos, su oponente, John McCain, ha aprovechado el último día de campaña –el de la votación- para realizar un vertiginoso recorrido por siete Estados, con la intención de darle la vuelta a las encuestas y movilizar al votante más conservador, aquel que no comulga con sus posturas “centristas” que ya en su día, le granjearon el recelo del ala más extremista del partido del elefante.
En cualquier caso, la alta participación –como ya ocurrió en las últimas elecciones presidenciales francesas, que en aquel caso enfrentaron al conservador Sarkozy y la socialista Royal- es un antídoto frente a los diagnósticos más agoreros, aquellos que dictaminan un alejamiento definitivo de la ciudadanía respecto a su clase política, como si de algún modo, pese al escepticismo que reina en nuestras actuales sociedades occidentales, aún muchos no hubieran renunciado a su capacidad para ilusionarse –con toda la mercadotecnia que se quiera de por medio- con sus gobernantes.
Desde las primeras horas del día, los estadounidenses se apelotonan a las puertas de sus colegios electorales. El lema del “cambio” que tanto Obama –de manera más explícita- como el propio McCain enarbolan ha llevado al electorado –continuando, no hay que olvidarlo, el fenómeno de las primarias demócratas de hace algunos meses- a participar masivamente del proceso democrático.
El censo electoral se calcula en unos 153 millones de votantes casi el 75% de las aproximadamente 200 millones con derecho al voto –recordemos que existen ciertas restricciones al derecho al voto y que en cualquier caso hay que registrarse previamente, lo que siempre supone un freno a la participación- , y se espera que el nivel de participación alcance los dos tercios, una cifra récord para un país con un alto nivel de abstencionismo.
Además, aunque el principal aliciente es la designación del sucesor de George W. Bush, los votantes elegirán también en esta jornada histórica no sólo al presidente, sino también a un tercio de los 100 miembros del Senado y los 435 representantes de la Cámara Baja, por no mencionar las asambleas de muchos Estados, ediles, jueces, jefes de policía, etc., además de en muchos casos una serie de propuestas, según cada Estado de diversa índole
Precisamente, la complejidad de las papeletas (el mismo Obama ha tardado 20 minutos en rellenar su boleta) está motivando algunos problemas con el voto electrónico en algunos Estados clave, caso del de Florida, donde las colas son aún más largas. De hechom en este Estado se han registrado a esta hora más de 1.400 quejas de los electores quienes, en muchos casos, están tardando más de una hora en ejercer su derecho al voto.
Aunque Obama parte como favorito en todos los sondeos, su oponente, John McCain, ha aprovechado el último día de campaña –el de la votación- para realizar un vertiginoso recorrido por siete Estados, con la intención de darle la vuelta a las encuestas y movilizar al votante más conservador, aquel que no comulga con sus posturas “centristas” que ya en su día, le granjearon el recelo del ala más extremista del partido del elefante.
En cualquier caso, la alta participación –como ya ocurrió en las últimas elecciones presidenciales francesas, que en aquel caso enfrentaron al conservador Sarkozy y la socialista Royal- es un antídoto frente a los diagnósticos más agoreros, aquellos que dictaminan un alejamiento definitivo de la ciudadanía respecto a su clase política, como si de algún modo, pese al escepticismo que reina en nuestras actuales sociedades occidentales, aún muchos no hubieran renunciado a su capacidad para ilusionarse –con toda la mercadotecnia que se quiera de por medio- con sus gobernantes.
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